nada te es indiferente,
con tono y mucha medida,
no dejas cuenta pendiente.
Siendo muy directo y franco,
tus caderas al andar
me dejan la mente en blanco
y alto me hacen suspirar.
¡Ay, rubia, que sofoco!
Cuando vas de color añil
por ti suspira hasta el albañil.
Y por pensarte, te pienso,
con deseo y con premura,
y, siempre, lo más intenso
que siento es mucha ternura.
Y por mirarte, te miro,
poniendo cara de loco,
y casi que ni respiro,
tragando de poco en poco.
¡Ay, rubia, que sofoco!
Cuando vas de color añil
por ti suspira hasta el albañil.
tus caderas al andar
me dejan la mente en blanco
y alto me hacen suspirar.
¡Ay, rubia, que sofoco!
Cuando vas de color añil
por ti suspira hasta el albañil.
Y por pensarte, te pienso,
con deseo y con premura,
y, siempre, lo más intenso
que siento es mucha ternura.
Y por mirarte, te miro,
poniendo cara de loco,
y casi que ni respiro,
tragando de poco en poco.
¡Ay, rubia, que sofoco!
Cuando vas de color añil
por ti suspira hasta el albañil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario