En la mañana quisiera ser el pájaro que en tu
ventana te despierta con armonía o ser esa postrera gota de agua que en
la ducha resbala por tu espalda y te hace revivir o quizás ese último
sorbo de café en tu taza que te anima a empezar el día.
En la calle quiera ser esa humilde ropa que te abriga en la fría mañana o ese ser diminuto que, colgado de los brazos de su madre, te mira y te hace sonreír o quizás ese olor a césped recién cortado o a flores esperando al sol abriéndose a tu paso.
A tu regreso, después de
un intenso día, quisiera ser el aroma de tu hogar que te envuelve como
una caricia o ser esa humilde planta que hoy ha abierto su primera flor
por tus mimos o quizás ese viejo y mullido sofá que te abraza y
reconforta.
Y al irte a dormir quisiera ser ese último
pensamiento que te apacigua la mente o ser el suave calor que te relaja
mientras tu cierras los ojos o quizás esa ilusión que te esperará a la
mañana siguiente.
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