Podrá poblarse de ausencia la mañana, la tarde
podrá vestirse de soledad y la noche, sin miramientos, podrá traer
aquellos pensamientos que nos atenazan el corazón y perturban el alma.
Pero tú sabrás convertir, con la fuerza interior que te
acompaña, la ausencia en deseo, posibilidad o anhelo; la soledad en
reflexión, conocimiento y afirmación; y así, la noche sólo podrá traer
satisfacción, coherencia, calma y una mirada positiva al despertar.
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