La
sinestesia es la interferencia de varios tipos de sensaciones de
diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Así, si no eres
sinésteta, no podrás oír colores o ver sonidos, salvo, claro está, que
estés enamorado.
La alteración sensorial que se produce durante
el enamoramiento es muy llamativa, desde la distorsión en la percepción
temporal, la idealización del otro, la obsesión por pasar cada
momento a su lado, la ansiedad por estar junto a ella o la angustia por
su ausencia, la ilusión por agradar al ser amado, hasta el pulso
acelerado, sudoración, risa floja, taquicardia o mariposas en el
estómago, conforman un cuadro alterado en el que “todo es posible”.
Los más diréis que eso a vosotros no os va a pasar, que es cosa de la
adolescencia y de la procreación y que vosotros ya habéis procreado lo
debido. Los menos os podrán decir no lo equivocados que estáis sino lo
que os perdéis.
Volviendo al inicio, me gusta oír el tono
musical del color de sus ojos, ver las imágenes formadas por el sonido
de sus palabras, percibir con el tacto de mis dedos el sabor de su boca y
al oler su piel sentir esa explosión de color que me ciega.
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