martes, 24 de diciembre de 2013

La agente Pi

El agente 767, Aitor Garrastachu, apodado Clooney por su increíble parecido con el actor del mismo nombre, sale de la estación del AVE en Sevilla y se dirige a la parada de taxis, donde coge uno dando la dirección. Durante el trayecto extrae de su maletín el informe de su misión: encontrar a la agente 314, apodada Pi, que lleva 12 horas desaparecida, estando en una misión de prioridad 1. Vuelve a mirar la foto de la agente Pi y una amplia sonrisa se dibuja en su rostro: es tan bella, tan brillante, tan especial… que no comprende cómo pudo él ser tan estúpido para malograr la relación que tuvieron meses atrás.

Se baja del taxi y dirige sus pasos a través de la Plaza de San Francisco hacia la calle Sierpes, en la misma esquina se encuentra el bar Robles Laredo, lugar de su última comunicación. Ya en su interior pierde unos segundos admirando la suculenta y exclusiva vitrina de postres. Sale de su ensimismamiento al preguntarle una camarera por lo que desea.

Tras unos minutos de conversación y una generosa propina consigue averiguar que la agente Pi salió acompañada del local en amena conversación con el abogado Botero, insigne personaje local pero relacionado con todo tipo de trapicheos, internándose después en la calle Sierpes.

Al llegar a la altura de la tienda de abanicos y mantillas Juan Foronda observa una marca de carmín en el escaparate. Es inconfundible, se trata de una letra Pi (π) tumbada hacia la izquierda, por lo que llega a la conclusión de que va por buen camino. Acelera el paso y con su mirada escrutadora analiza todo lo que hay a su alrededor buscando más símbolos.

Al llegar al nº65, donde se encuentra el Círculo Mercantil e Industrial, ve el símbolo π en uno de los cristales de las puertas de madera, pero esta vez en su posición original, así que se interna en el edificio.

Teclea con rapidez en su reloj buscando información del Círculo. Nada raro advierte en una asociación de carácter social, cultural, recreativo y deportivo, sin ánimo de lucro. Pasa por una sala en la que se hacen unas jornadas de mantones y flamenco, en otra más grande hay un enorme belén, dónde descubre, en el pecho de un angelito, el símbolo π, esta vez inclinado hacia la derecha, en dirección a una gran puerta de roble.

Abre lentamente la puerta y observa la escena que se desarrolla ante sus ojos. La agente Pi está sentada en una silla con las manos atadas al respaldo de la misma, delante de tres hombres tras una gran mesa que le dirigen torvas miradas y la interrogan. Saca su arma y apunta hacia el grupo de hombres diciendo –Que nadie mueva un pelo, bueno, el calvo que no mueva ni las orejas, mientras se va acercando a la agente Pi, con la mano libre extrae un machete y corta la ligaduras que la atan. La agente Pi se levanta masajeándose las muñecas y le dice –Deja de apuntarles, no se te vaya a disparar, que son inofensivos, continuando con –Te estás haciendo viejo, te esperaba hace horas, mientras se cuelga de su cuello y le da un largo e intenso beso, para añadir con cierta ironía –En esto siempre has sido bueno.

Él, tras una cínica mirada, le dice –Me puedes explicar lo que ocurre aquí y lo que tiene que ver con tu misión de prioridad 1, a lo que ella responde –Mi misión es trazar una ruta para el Presidente del Gobierno durante su visita a Sevilla el mes que viene, –¿Qué tipo de ruta? inquiere él enarcando una ceja, -Una ruta de las mejores tapas de Sevilla, responde ella, mientras él suelta una atronadora carcajada, –Estos tres intentaban convencerme de que, en sus locales, se degustan las mejores tapas de la ciudad, continúa ella.

Cuando el agente 767 consigue recomponer la compostura, le dice a la agente Pi –Vamos, te invito a esos boquerones que tanto te gustan en un bar increíble, D’arte, te vas a chupar los dedos.

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