Amor ¡cuánto te echo de menos!, te quiero más que a la vida,
lo eres todo para mí. Desde el mismo instante en el que te conocí supe que
serías mi amor eterno, mi corazón y mi alma supieron que no había nadie más en
el mundo que pudiera hacerlos sentir de esa manera, cada mirada, todas tus
sonrisas, el tacto de tus manos, el olor de tu cuerpo… eran mi sustento, la
realidad misma se detenía ante tu más ligera ausencia, sólo la ilusión de tu
regreso mantenía mi corazón latiendo.
Ahora ya no estás, aunque, quizás por locura, sigo sintiendo
tu presencia, como si estuvieras a mi lado, casi podría tocarte sólo con el
anhelo de desearte tanto.
Todo a mi alrededor es confuso, las sensaciones son
extrañas, las emociones de una intensidad que nunca hubiera imaginado, no veo
con los ojos pero todo es nítido, la plenitud que siento sólo es empañada por
no compartirla contigo.
Sé que algún día te volveré a encontrar, no sé dónde ni
cuándo, pero lo que sí sé es que, hasta que eso ocurra, te amaré con la misma
intensidad siempre. Te amo mi cielo.
–Doctor ¿siente algo mi marido?
–No, lo lamento, su marido está en coma irreversible
–¿Y qué debo hacer?
–Sólo le queda darnos permiso para desconectarle y así
evitarse más sufrimiento
–Hágalo entonces
–Hágalo entonces
No hay comentarios:
Publicar un comentario