Noche plácida de verano, te miro, mientras paseamos, y te veo en paz, tus gestos son de calma y de tranquilidad. Charlamos, con una copa de vino en la mano, y transmites felicidad.

Ahora te vuelvo a mirar, ¿eres de verdad?, la duda me atrae y me conmueve, pareces un milagro, de esos que no existen, ni existirán. Eres de carne y hueso pero te siento poesía o quizás fantasía, te intuyo como aroma y también como un color o más como arcoíris de amor, te percibo como risa o te imagino como mirada que me arropa y desnuda el alma, poniendo la calma donde anidaba el fragor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario