jueves, 6 de noviembre de 2014

Sólo es eterna la energía

Amanece en una fría mañana de noviembre, el cielo casi resplandece en su totalidad, a excepción de unas pocas nubes dispersas.

─Sexta, ¿crees que la vida, tal y como la conocemos, perdurará eternamente?─ preguntó Saha, con los ojos casi cerrados, relajada y en estado de meditación.

─No, Saha, sólo es eterna la energía- respondió Sexta, mirando cómo los primeros rayos de sol tocan en las nubes y se produce un baile de preciosos tonos anaranjados.

─Sexta, ¿el amor, como energía que es, puede ser eterno?, entendiendo como eternidad la duración de la existencia de los seres dadores o receptores del mismo, sea esta existencia finita, acabando con la muerte, o eterna en otros estados─ preguntó Sola.

─Así es querida Sola, el amor, si es verdadero y profundo, puede trascender cualquier estado de existencia. La unión que se produce entre las dos energías vitales, fruto del amor, puede llegar a ser tan intensa que la energía necesaria para romperla es tal, tendiendo casi al infinito, que sólo sucesos primigenios del universo serían capaces de generarla.

Las otras dos asintieron ante tan sabias y bellas palabras, mientras los rayos de sol tocaron por fin sus cuerpos, irradiándoles con la energía necesaria para comenzar su trabajo, detectando las energías proclives al amor en los seres que estaban a su cargo y procurando la conexión entre aquellos compatibles.

Entonces, desde el tejado en el que estaban situadas, las tres palomas elevaron el vuelo sobre el cielo de Alcalá.