martes, 11 de octubre de 2016

Beso de deseo eres inquieto



Beso de deseo eres inquieto y explorador;
a veces esquivo, otras no;
ardes y quemas en cada ocasión;
creas y destruyes, eres matador;
pero te descuidas con el corazón,
no dejes que te acomode el amor.

martes, 28 de junio de 2016

Mi corazón se encoge

Mi corazón se encoge y tiembla.
 
Caen copos blanquecinos sobre él, pero no son de nieve sino de cenizas de amistades quemadas en la hoguera de los ideales.

Miro hacia el lugar de donde proceden y veo con horror cómo unos amigos se lanzan antorchas de desprecio, chorros de metal fundido por los insultos y bolas de fuego amasadas en la cueva de las vanidades, creando zonas ennegrecidas en la superficie de su amistad. Hasta que todo estalla y, cuando el humo de lo quemado desaparece, sólo queda desolación.

Entonces, mi corazón llora.

¿Por qué ha sucedido esto? ¿Qué principios o ideales, por buenos que sean, merecen más que un abrazo de amistad sincera?

Y mi corazón, sin respuestas, sigue llorando.

lunes, 21 de marzo de 2016

Tu presencia se alarga

Tu presencia se alarga como las nubes sobre el mar, brillando en un ocaso de asombroso colorido que palidece ante tu belleza sin par.

Y te siento, con el roce de nuestras manos, mientras nos comunicamos con miradas de felicidad.

Huele a mar y a primavera, sabe a gloria la brisa y hasta las gotas al lloviznar, y se siente la armonía de dos corazones que se aman y que juntos quieren volar.

 

viernes, 19 de febrero de 2016

El Grado Supremo

Hoy, como venía ocurriendo en esta misma fecha desde hacía dos décadas, era un gran día en la sede de Madrid de la Universidad Europea Unificada. Una nueva hornada de los que llegarían a ser líderes mundiales recibirían sus diplomas. El Rector recuerda, mientras se llena el auditorio, cómo a principios del siglo XXI la Gran Crisis Financiera se llevó por delante el estado de bienestar imperante en las economías occidentales y cómo el poder político quedó totalmente sojuzgado al poder financiero, pasando éste a controlar el mundo, directamente y sin subterfugios, como sí hicieron en el pasado. Desde ese instante las decisiones se tomaban sin importar las personas, los pueblos o las naciones, sólo importaban los resultados de las grandes corporaciones financieras. En el paroxismo del neoliberalcapitalismo la vida humana dejó de tener valor alguno, el bien social desapareció, las ONG,s dejaron de tener sentido, no había voluntarios para nada, cada uno cuidaba de él y sus seres queridos con uñas y dientes, con jornadas laborales de 18 horas, tan solo para recibir un salario mínimo de subsistencia.

En los años siguientes, la desafección de los pueblos por los partidos políticos y sus líderes fue total, ya que eran simples marionetas, las decisiones se tomaban en las corporaciones. En las elecciones la abstención alcanzaba el 95% año tras año, tras lo cual partidos políticos y sindicatos comenzaron a desaparecer, nadie quería participar en ellos y ser considerado un paria o un marginado de la sociedad. Se modificaron las leyes electorales y los representantes nacionales eran elegidos en los consejos de las corporaciones.

Los años de poder absoluto de las corporaciones constituyeron la época más negra para la humanidad, la población mundial se redujo drásticamente como consecuencia del fallecimiento de millones de seres humanos por la falta de alimentos, mientras las élites acumulaban recursos y riquezas.

Pero cuando parecía que estaba todo perdido para la humanidad, y los miembros de las corporaciones consideraban que habían conseguido el objetivo de controlar a la práctica totalidad de los seres humanos, un grupo de intelectuales europeos decidió que había que hacer algo y devolver a los pueblos la ilusión y la formación intelectual necesaria para que la humanidad se encaminara hacia un futuro más prometedor. Tras múltiples reuniones en la que se analizaron todos los factores sociales, políticos y económicos, decidieron crear la Universidad Europea Unificada y dedicar sus vidas a la formación de las nuevas generaciones.

A la mente del Rector acudieron los recuerdos de los primeros años. Primero actuaron en la clandestinidad, fueron momentos muy difíciles en los que muchos fueron detenidos por subversivos y tuvieron que soportar una intensa campaña de desprestigio a través de la totalidad de los medios de comunicación que eran controlados por las corporaciones. La formación en libertad se facilitaba en aulas improvisadas y para muy pocos alumnos.

El Rector sonreía cuando recordaba como poco a poco el movimiento de los intelectuales fue creciendo manera imperceptible, sin hacer ruido. Lo que empezó con una docena de profesores y unas pocas decenas de alumnos en tres universidades europeas, enseguida se convirtió en un fenómeno imparable que las élites no se atrevieron a disolver. En ese mismo momento se logró la legalización de la Universidad Europea Unificada y se crearon diversos grados de todo tipo con nuevos y complejos planes de estudio, en los que se aunaban conocimientos técnicos y humanísticos, dando una formación equilibrada y enfocada al beneficio de los ciudadanos para un nuevo devenir para la humanidad.

De estos grados, la mayoría en realidad dobles y triples grados, uno se convirtió por su excelencia en el Grado Supremo. Este Grado empezó a ser estudiado por las mentes más brillantes europeas, de tal forma para acceder a él se requería pasar por las pruebas más exigentes en las que, además del coeficiente intelectual, se evaluaban otras aptitudes tales como la conciencia social, la generosidad, la empatía o la resiliencia. El Grado Supremo era un compendio multidisciplinar de los antiguos de Sociología, Ciencias Políticas, Publicidad, Economía y Filosofía.

En un par de lustros los graduados alcanzaron tal prestigio que a las élites no les quedó más remedio que integrarlos en los órganos de decisión de las grandes corporaciones… y ese fue su gran error.

Una vez infiltrados y puesto que su superioridad intelectual respecto de los directivos de las corporaciones era evidente, los graduados empezaron a tomar el control. Primero, poco a poco, adoptando medidas no represivas dirigidas a la mejora de la productividad de las corporaciones, cambiando los enfoques de gestión para hacerlas más participativas por parte de los empleados. Finalmente lograron despojar a las antiguas élites el poder. En este momento empezaron a aplicar el Plan: diseñaron grandes campañas publicitarias, creando en la sociedad la necesidad y el ansia por la formación integral de sus hijos.

Poco a poco y ciudad tras ciudad europea, se fueron abriendo nuevas sedes de la Universidad Europea Unificada, por lo que cada año aumentaba el número de personas con una gran formación, primero centenares, luego miles, hasta llegar a la actualidad, donde, anualmente, cientos de miles de nuevos alumnos cursaban estudios en la Universidad Europea Unificada.

Inicialmente se trató de un movimiento europeo, pero enseguida el modelo se empezó a exportar con éxito a toda América, tanto norte como sur y, después, a Asia y Oceanía, para terminar en África, donde ya se estaban consiguiendo objetivos tangibles.

La era del conocimiento se había iniciado para la humanidad, por primera vez, desde los inicios de la evolución, la especie humana estaba en paz, no había conflictos, ni guerras, todo el mundo tenía el mismo objetivo, que la humanidad alcanzara su plenitud y se pudiera extender por la galaxia. Ya había planes en marcha para la colonización de todos los planetas rocosos y se estaban dando los primeros pasos para el viaje interestelar.

Las campañas publicitarias para conseguir todos estos objetivos fueron diseñadas de forma magistral por las diversas promociones salidas de la Universidad Europea Unificada y los consejos de administración de las grandes corporaciones se nutrieron con estas mentes tan brillantes y bien formadas, para las que el bien supremo era el bien de la humanidad.

Los pueblos sentían que estaban bien dirigidos, participando activamente en cuantos planes se les proponía, mediante campañas a nivel mundial, para la mejora del bienestar general de la humanidad.

Hoy, más que mediado el siglo XXI, erradicado el analfabetismo, la mayoría de las enfermedades, el hambre, las guerras… la humanidad se dirige con paso firme y unitario, como nunca antes había ocurrido, hacia un futuro prometedor.

Con los ojos iluminados por todos estos recuerdos, el Rector inicia el discurso de la fiesta de entrega de diplomas del Grado Supremo en la sede de Madrid de la Universidad Europea Unificada:

- Estimados alumnos, en este momento en el que la humanidad ha entendido que la principal virtud es el conocimiento, es para mí un gran placer…

 
Por:
Enrique Cortés Alcalá y
Roke Gómez Sánchez
 
 

miércoles, 10 de febrero de 2016

Habrá sido una ensoñación

Eva acaba de finalizar su jornada laboral y entra en una cafetería, donde ha quedado con su novio para después ir de compras. Ya con un café en la mesa no deja de darle vueltas a la cucharilla, casi con furia, intentado hacer un torbellino que engulla sus pensamientos. Está harta, cansada, agotada… física y emocionalmente.

Nota una presencia frente a ella y, cuando levanta la mirada, ve que, en su mesa, se ha sentado un hombre que parece un mendigo que la mira con detenimiento. Nerviosa y enfadada le dice que ese sitio está ocupado, que está esperando a su novio. Él, tras una espesa y desaliñada barba, en un rostro surcado de arrugas, le sonríe y le dice que no se preocupe, que enseguida se marcha, ya que sólo se ha sentado un momento porque al pasar ha visto, reflejada en su rostro, la más terrible de la emociones, la angustia.

Y, entonces, le contó un cuento: «En un jardín nació una margarita que, rodeada como estaba de otras muchas margaritas, tuvo una infancia feliz. A medida que fue creciendo empezó a tener preocupaciones: por su aspecto, por su tamaño, por recibir más o menos sol, por la lluvia o el viento… ; entrando, al final, en un estado de continua ansiedad que la llevó a perder su primer pétalo, lo cual acrecentó la angustia que sentía. Una vieja margarita cercana, ya bien entrada en días, a la que ya no le quedaban pétalos y estaba a punto de esparcir sus semillas, le dijo: “Joven margarita, te preocupas por lo que fue, lo que es o lo que será y eso te hace olvidar que la vida es un paseo ligero en el conviene sentir las sensaciones físicas y recrearse en los pensamientos, recuerdos e ideas para después dejarlas partir, y así lo que finalmente queda o permanece eres tú. Sólo es cuestión de una suave perseverancia”»

Eva notó a su lado otra presencia y, cuando se giró, vio a su novio, que la sonreía. Le saludó y le dijo que no le había visto llegar porque estaba escuchando una historia muy bonita del hombre que estaba en la mesa. Él le respondió que allí no había nadie, que la había estado observando un momento absorta en sus pensamientos.

–Bueno, habrá sido una ensoñación, dijo ella sonriendo.

 

jueves, 4 de febrero de 2016

De mis ojos resbalan lágrimas

Aún recuerdo aquella noche con nitidez. Estaba en mi pequeño apartamento, recién alquilado, cuando oí diversos gritos que parecían provenir del apartamento de al lado. En un primer momento no les di importancia, parecían la típica discusión familiar, pero aquello empezó a subir de tono y escuché varios golpes. En el momento en el que salía de mi apartamento, para intentar parar aquello, escuché un portazo y un hombre mal encarado pasó como un toro a mi lado. Me acerqué a la puerta del apartamento vecino y vi que estaba entreabierta, la empujé suavemente y pregunté si iba todo bien. Desde dentro contestó un grito de dolor que me puso los pelos de punta, así que entré y me dirigí a la habitación. Pude ver, sobre la cama, a la tenue luz de una simple bombilla, la diminuta figura de una joven que me miraba con estupor, tras un rostro parcialmente desfigurado por los golpes y, entre sus piernas arqueadas, una gran mancha de lo que parecía sangre sobre las sábanas. Ella dijo –¡mi niño!– y me di cuenta de lo que estaba pasando al mirar entre sus piernas, por allí asomaba, parcialmente, la cabeza de un bebé. Cogí el móvil para llamar a emergencias, pero ella me detuvo, pidiendo por favor que no llamara a una ambulancia o a la policía.

Tras mirar la escena nuevamente, y ver el lamentable estado higiénico en el que se encontraba la habitación, la cogí con suavidad entre mis brazos y la llevé a mi apartamento, dejándola sobre la cama. Ambos tuvimos suerte, el parto tuvo lugar sin problemas y fue rápido. Tras cortar el cordón, deposité al bebé sobre su pecho y su cara, a pesar de lo amoratada que estaba, radiaba de felicidad.

Los dejé descansar a ambos y me fui a comprar pañales y ropita para el bebé. Cuando regresé le estaba dando el pecho y, mientras lo hacía, me contó su triste historia.

Siendo adolescente, se enamoró perdidamente de un hombre mayor que ella y se fue a vivir con él. Al principio la trató como a una reina, pero poco tiempo después la empezó a maltratar, psicológica y físicamente, hasta la obligó a prostituirse para sacar dinero. Desde que se quedó embarazada el maltrato se acrecentó porque, le decía él, así no la iban a querer los clientes. La discusión de la noche anterior se produjo cuando ella se negó a tener relaciones con el cliente que él quería.

Estuve atento el resto del día y, en cuanto oí ruidos en el apartamento de al lado, llamé a la puerta. Al abrir le reconocí como el hombre que me crucé la noche anterior y, sin mediar palabra, le reventé la cara a puñetazos, hasta que me cansé. Cuando recobró el conocimiento le dije que como se volviera a acercar a ella le mataría, lentamente y con mucho sufrimiento.

Pocos días después, alquilé un apartamento más grande y nos trasladamos allí los tres. Yo había pasado ya los cincuenta y ella acababa de cumplir diecinueve, por eso, desde el primer instante, la consideré y la traté como si fuera mi hija. Me preocupé por su educación que había dejado a medias y, después, encontró un buen trabajo. Entre los dos criamos al niño que, para mí, fue hijo y nieto a la vez.

Hoy, veinte años después, los tengo a los pies de mi cama, mirándome con ternura. Me han diagnosticado una enfermedad neurológica irreversible que ya me impide valerme por mí mismo; así que les he pedido, rogado e implorado que me lleven a una residencia, donde no suponga una carga para ellos. Él ha llorado y con la voz entrecortada me ha dicho que eso es imposible, que él nunca me dejará sólo. Ella me ha mirado con mucha serenidad y, con una sonrisa en sus labios, ha dicho que, a pesar de que yo siempre la había tratado como si fuera su hija, soy el hombre de su vida, que se enamoró de mí desde el primer día y que me sigue amando con locura y que se le desgarraría el corazón si no estuviera siempre a mi lado.

De mis ojos resbalan lágrimas de felicidad.

lunes, 25 de enero de 2016

Alma desangelada y rota

Apoyado en la barandilla del puente, ya con medio cuerpo suspendido en el vacío, como su alma, desangelada y rota, piensa en el sentido de sus actos y en las certezas de sus emociones.

Y, entonces, la vio llegar.

Ella le mira, como quien mira a un cachorro, con infinita ternura. Con mucha suavidad, casi temblando, le abraza y le dice que, pese a lo ocurrido, ella le quería con toda su alma.

Ahora recorren el camino de vuelta a casa, cogidos por la cintura, y él apoyando su cabeza en el hombro de ella, llorando desconsolado.



miércoles, 20 de enero de 2016

Te voy a contar un cuento

Deja que te cuente un cuento de esa niña que, al irse a dormir, leía cuentos que hablaban de amor, con príncipes azules y carrozas aladas, que le hacían sentir que su paraíso estaba por venir, mientras se quedaba adormilada.

Cuando llegó a la adolescencia su vida giró como un torbellino y en el centro el amor. Era enamoradiza y de galanes su mundo estaba lleno, aunque, muy huidiza, cada uno, le duraba lo que dura un suspiro, de los de amor.

Como adulta, conoció a su príncipe, del que se enamoró, y con él se casó, teniendo descendencia que fue, del amor, inicio de decadencia. Conoció muy feas palabras: olvido, angustia, depresión, soledad… y se hizo duro su corazón y allí le dejó.

De edad madura la tildan, aunque ella sólo se vea algo mayor. Ahora, al irse a dormir, ya no lee cuentos, ni novelas de amor, sólo piensa en conocer a un hombre bueno, que sea sincero y que la mire a los ojos sin temor. Sólo se permite pensar, de vez en cuando, que, tal vez, algún día alguien le diga: “Te voy a contar un cuento, en el que vives este amor que yo, por ti, ahora siento”

viernes, 15 de enero de 2016

Gatillazo a la francesa

Aurelio, entró en la Posada de las Almas como quién entra en su coto privado de caza, con la seguridad de que era capaz de cobrar cualquier pieza que se le pusiera a tiro. La noche estaba muy animada y, tras pedir en la barra su combinado, se dirigió a su “aguardo” favorito, desde donde divisar las mejores piezas.

Después de evaluar tres o cuatro posibilidades, sus ojos se posaron en una preciosa morena que sonreía mientras bailaba con un estilo muy sensual. Lo tuvo claro, con esa forma de moverse estaría muy receptiva a sus encantos. Se acercó a ella y se puso a un costado, para ser percibido lentamente, sin entrar con brusquedad en su campo de visión. Con la siguiente canción, inició él su más exótico baile y, en cuanto ella dio muestras de cierto interés, le dedicó las miradas y contoneos adecuados de entrega a una belleza.

La conexión fue rápida y en poco tiempo se produjeron los primeros roces de ambos cuerpos bailando en sensual cadencia, saltando chispas, que más parecían relámpagos. Tras media hora de éxtasis, él posó una mano en la cadera de ella y con la otra le mostró el camino de la barra, a lo que ella asintió levemente con la cabeza.

Ya en la barra, dijo –Me llamo Aurelio, ¿y tú?, contestando ella –je m'appelle Celine. Aurelio pone cara de asombro y dice –¡oh, francesa!, –¡oui!, respondió ella con una ligera risita, –¿y qué tal te defiendes con el español?, preguntó él, a lo que ella respondió –comme ci comme ça (así, así), acompañado con unos giros de su mano, –pues yo de francés de poco a nada, pero vamos, que el idioma no tiene porqué ser un obstáculo, dijo él, con su más cautivadora sonrisa, contestando ella –Oh, si vous saviez! (Ay, si tú supieras), poniendo cara enigmática.

Se miraron y tantearon, casi sin cruzar palabra, mientras les duró la bebida, tras lo cual volvieron a la pista y se comunicaron sólo con el ancestral movimiento de atracción que provocan dos cuerpos que se buscan y se encuentran al ritmo de la música.

En la siguiente parada para refrescarse, tras unos pocos sorbos y unas elocuentes miradas, Aurelio le pregunta –¿te gustaría ir a algún sitio más íntimo?, a lo que ella responde –bien sûr (claro que sí)

Ya fuera del local, cogidos de la mano, se dirigen al hotel cercano y, una vez en la habitación, se lanzan a un cuerpo a cuerpo devastador para sus prendas de ropa que quedan esparcidas por todos lados.

Llegado el momento trascendental, Aurelio se da cuenta de que algo no funciona bien en él y que la erección inicial ha desaparecido. Con mirada consternada se dirige a Celine –lo siento, no sé lo que pasa, nunca me había pasado esto; ella pasa de una cara de asombro a una totalmente risueña hasta que rompe en una sonora carcajada, él se pone rojo de vergüenza y dice –no entiendo que esto te parezca gracioso, aunque no me entiendas.

Ella, después de varias carcajadas más, y tras conseguir ponerse algo seria, le responde –mira majo, te va a salvar que, en realidad, yo sea de Teruel y las ganas que tengo de que me pongas mirando para Cuenca; la cara de Aurelio es todo un poema y ya no sabe de qué color ponerse. Finalmente, ella se incorpora y le tumba sobre la cama, poniéndose a horcajadas sobre él; le mira intensamente y le dice –¡vamos hombre, que tú puedes! Te pongo yo a tono en un momento, sólo has tenido un “Gatillazo a la francesa”.

miércoles, 13 de enero de 2016

Él y ella

Él, hacía tiempo que había pasado la segunda adolescencia que pasan muchos hombres más allá de los cuarenta, en la que, como si fuese imperativo de la naturaleza, unas caderas sensuales o unos pechos turgentes anulan su voluntad y control, disponiéndose a la caza como si su supervivencia estuviera condicionada a ese acto; reconduciendo su existencia, primero con pequeños gestos: comprando ropa nueva, adelgazando, moldeando su figura en el gimnasio… , siguiendo, a continuación, con una remodelación de su vida social: saliendo con amigos después del trabajo, apuntándose a cursos de baile o de escritura… ; llevándole todo ello a un destino inevitable de ruptura de su matrimonio y al distanciamiento con sus hijos, sólo paliado por sus encuentros quincenales.

Ella, se encontraba, recién pasada la época depresiva en la que cayó tras su divorcio con el ser apático, gandul e indolente, en el que se había convertido su marido, en una búsqueda de su propia esencia que la había colocado en la senda de la autoafirmación y el crecimiento personal, valorándose, intelectual, física y socialmente, en su justa medida, tras haber superado la sima en la que había ido cayendo durante años y de la que salió a flote gracias al salvavidas que supuso la, autoimpuesta, total dedicación a sus hijos.

Él y ella, cruzaron sus caminos una fría tarde de invierno, tras un leve incidente de tráfico, saldado con unos ligeros desperfectos en sus coches. Decidieron que, debido al mal tiempo, era mejor aparcarlos y rellenar el parte de accidente en la chocolatería cercana. Allí, una vez resuelto el trámite, pasaron la tarde, sin apenas ser conscientes del paso del tiempo, charlando sobre sus vidas. Al despedirse intercambiaron teléfonos por si surgiera algún problema con los seguros.

Ella y él, pasaron varios días pensando en el otro y en lo agradable que resultó aquella tarde y en el deseo de repetir la experiencia. Ya no recuerdan si fue él o ella quien llamó al otro para saber si había ido bien con el seguro porque, ella y él, desde entonces, se llamaron a menudo, se vieron y se reconocieron y, poco a poco, fueron creando una relación.

Él y ella, finalmente, vivieron juntos y disfrutaron de muchos inviernos pegado el uno a la otra, debajo de una manta, charlando, riendo, acariciándose y compartiendo todo aquello que les hacía felices.

 

martes, 12 de enero de 2016

Por si mañana no estuviera

Por si mañana no estuviera, a diario, digo que te quiero.

Si la vida tiene un sentido, sentido no tiene buscarlo, mírala siempre con agrado y piensa, amor, en lo vivido. Quizá sea ángel, o demonio, el que, sin pena, a por mí venga, o la nada ahora me envuelva, pero me iré de amor eufórico. Semillas de amor he mandado, y, a mi vez, las he recibido, amando a mis seres queridos y al corazón necesitado.

Pero si mañana no estoy al amor vuelve como hoy.

sábado, 2 de enero de 2016

No hay mayor desamor que el olvido

Hoy le pregunto a la luna por el amor y ella responde que, de los dos amores que tiene, lo que más importa no es el resplandor; y me cuenta que cuando ella duerme porque la tierra, su hija, no le deja ver a su amado, el sol, le escribe poemas de amor y que, luego, mientras crece en ella la luz de su amado se los va recitando para que no olvide lo que le quiere, que no hay mayor desamor que el olvido y que por mucho tiempo que lleven juntos cada momento por él iluminado es nuevo e ilusionante; y cuando de luz ya está llena escribe nanas para su niña, la tierra, y cada noche, mientras va menguando, se las va cantando; y así, la tierra, siempre amada por su padre el sol y por su madre la luna, se siente querida, iluminada y adormecida.