jueves, 21 de noviembre de 2013

El tulipán y la margarita


Una helada mañana invernal brotó en el jardín una pequeña margarita y, con los primeros rayos de sol, la flor se abrió. A su lado un sorprendido tulipán exclamó –¡Margarita, no deberías haber nacido ahora, la helada de la noche te matará!, y la margarita respondió –Es la semilla la que decide. Al caer la noche empezó a helar, la margarita sintió un frío intenso que quemaba, al tulipán que la observaba entristecido se le ocurrió que quizás doblándose pudiera cubrir a la margarita, pero vano el intento, su tallo era demasiado rígido, ya casi desesperado por la situación decidió soltar uno de sus pétalos para cubrir a la margarita. Por la mañana una leve brisa levantó el pétalo caído y el tulipán pudo comprobar, con satisfacción, que la margarita había sobrevivido. Entonces, para animarla, le contó la historia del Jacinto que se creía más bello que el Narciso. La siguiente noche el tulipán repitió la operación y por la mañana la historia de la Dalia olvidadiza le contó. Y así transcurrieron los días, pétalo va e historia viene, hasta que al tulipán ningún pétalo le quedó. Para entonces la margarita había madurado y sus semillas extendido.

Desde entonces, todos los inviernos, se produce en ese jardín una bella explosión de color con tulipanes y margaritas. Ríen y disfrutan contando historias de gladiolos, azucenas, jazmines o de la estirada flor de Pascua.


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