martes, 16 de septiembre de 2014

Un abrazo

¿Por qué nos cuesta tanto decir «te quiero»?

La realidad, de la sociedad en la que vivimos, nos muestra que es poco propicia para la expresión de emociones, con la salvedad, y a veces ni eso, de cuando lo hacemos con nuestros hijos. El asunto se agrava si nos referimos al sector masculino de la misma que, tras décadas y siglos, encorsetado, cuando no coartado, por el temor a que se pueda poner en duda su masculinidad, casi llegamos a tener una incapacidad (alexitimia) para expresar abiertamente nuestras emociones, sobre todo las positivas: alegría, amor, afinidad, amabilidad, gentileza, confianza, devoción… ; ya que, con las negativas: cólera, miedo, tristeza, vergüenza, pena, remordimiento, culpa, desdén, menosprecio, asco… , es más tolerable expresarse socialmente.

Es curioso observar cómo la era tecnológica nos ha traído unas herramientas que, en parte, ha paliado el problema. Los emoticonos y las imágenes, con o sin texto, han hecho furor en las redes sociales como signos de expresión emocional y así, a poco que nos fijemos, podremos conocer el estado emocional de conocidos, amigos o familiares.

Espero y deseo que llegue el momento en el que sea habitual transmitir emociones en nuestro entorno, ello nos hará ser mejores personas porque gozaremos de un mayor equilibrio, daremos y recibiremos más afecto y se compensaran más y mejor las emociones negativas.

Si estás leyendo esto es que te conozco, aunque sea de forma virtual, y puedes tener la seguridad de que la próxima vez que nos veamos es difícil que escapes de que te dé un abrazo o dos besos, mientras con una sonrisa y una mirada te diré cuanto te aprecio o te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario