miércoles, 10 de febrero de 2016

Habrá sido una ensoñación

Eva acaba de finalizar su jornada laboral y entra en una cafetería, donde ha quedado con su novio para después ir de compras. Ya con un café en la mesa no deja de darle vueltas a la cucharilla, casi con furia, intentado hacer un torbellino que engulla sus pensamientos. Está harta, cansada, agotada… física y emocionalmente.

Nota una presencia frente a ella y, cuando levanta la mirada, ve que, en su mesa, se ha sentado un hombre que parece un mendigo que la mira con detenimiento. Nerviosa y enfadada le dice que ese sitio está ocupado, que está esperando a su novio. Él, tras una espesa y desaliñada barba, en un rostro surcado de arrugas, le sonríe y le dice que no se preocupe, que enseguida se marcha, ya que sólo se ha sentado un momento porque al pasar ha visto, reflejada en su rostro, la más terrible de la emociones, la angustia.

Y, entonces, le contó un cuento: «En un jardín nació una margarita que, rodeada como estaba de otras muchas margaritas, tuvo una infancia feliz. A medida que fue creciendo empezó a tener preocupaciones: por su aspecto, por su tamaño, por recibir más o menos sol, por la lluvia o el viento… ; entrando, al final, en un estado de continua ansiedad que la llevó a perder su primer pétalo, lo cual acrecentó la angustia que sentía. Una vieja margarita cercana, ya bien entrada en días, a la que ya no le quedaban pétalos y estaba a punto de esparcir sus semillas, le dijo: “Joven margarita, te preocupas por lo que fue, lo que es o lo que será y eso te hace olvidar que la vida es un paseo ligero en el conviene sentir las sensaciones físicas y recrearse en los pensamientos, recuerdos e ideas para después dejarlas partir, y así lo que finalmente queda o permanece eres tú. Sólo es cuestión de una suave perseverancia”»

Eva notó a su lado otra presencia y, cuando se giró, vio a su novio, que la sonreía. Le saludó y le dijo que no le había visto llegar porque estaba escuchando una historia muy bonita del hombre que estaba en la mesa. Él le respondió que allí no había nadie, que la había estado observando un momento absorta en sus pensamientos.

–Bueno, habrá sido una ensoñación, dijo ella sonriendo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario