lunes, 25 de enero de 2016

Alma desangelada y rota

Apoyado en la barandilla del puente, ya con medio cuerpo suspendido en el vacío, como su alma, desangelada y rota, piensa en el sentido de sus actos y en las certezas de sus emociones.

Y, entonces, la vio llegar.

Ella le mira, como quien mira a un cachorro, con infinita ternura. Con mucha suavidad, casi temblando, le abraza y le dice que, pese a lo ocurrido, ella le quería con toda su alma.

Ahora recorren el camino de vuelta a casa, cogidos por la cintura, y él apoyando su cabeza en el hombro de ella, llorando desconsolado.



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