miércoles, 16 de julio de 2014

Pasión vs Romanticismo

La propuesta os puede parecer contradictoria ya que, todos tenemos claro, que el romanticismo es, en sí mismo, pasional. Quizás hubiera sido más correcto poner Pasión vs Sentimentalismo, pero se podría ver como una trampa, ya que el sentimentalismo, literalmente, es la apelación a los sentimientos que es, además, característica general del romanticismo. Siendo más concreto, la propuesta debería ser Pasión sexual vs Pasión romántica.

La pasión es una emoción intensa que aparece cuando se establece una fuerte afinidad. Las pasiones se encuentran en seis ámbitos: amor, deseo, gozo, odio, aversión y tristeza. Es, sin lugar a dudas, un estado durante el enamoramiento y la remisión de la misma puede ser el aviso de su agotamiento, tanto si da paso al amor como si no es así.

No cabe duda de que la pasión referida a la sexualidad se ha convertido en nuestros días en un claro exponente del grado de salud de una relación de pareja. No fue tan así en un pasado no tan lejano, donde lo romántico predominaba sobre la sexualidad, siendo en muchos casos inhibidor el primero sobre la segunda.

Por otro lado, el romanticismo o sentimentalismo es una manera de sentir, donde se da una subjetividad y un culto al “yo” y al “otro”, donde tienen cabida la fantasía, la ilusión y la idealización. Aparece en las primeras fases del enamoramiento siendo el hombre, las más de las veces, “el emisor” y la mujer “el receptor” de aquellos mensajes o simbolismos propios de lo romántico.

A día de hoy, puede parecer que el romanticismo está en desuso y los cortejos tienen más componentes de urgencia sexual y “pavonamiento” que de una búsqueda de información sobre: actitudes, carácter, expectativas, cultura, hábitos, etc., que dé paso al establecimiento de una relación con un comienzo romántico que, poco a poco, llevará al conocimiento sexual.

Desde mi punto de vista, la clave está, como en casi todos los aspectos de la vida, en el equilibrio. Una buena dosis de pasión romántica o de atracción sentimental combinada con otra de pasión sexual o de atracción física debe ser la mezcla perfecta que aliente, mantenga y haga duradera una relación de pareja. Cada cual elige las proporciones y la clave está en buscar el equilibrio entre los propios deseos y los de nuestra pareja.

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