miércoles, 30 de julio de 2014

¡Sube que te sube!

Muy bien acompañado dicen,
que allí estaba la otra noche,
que más parecía un derroche,
que casi de envidia maldicen.

Y yo orgulloso en extremo,
poniendo ojitos
¡con cara de memo!

Ella es de belleza evidente,
de felicidad plena su sonrisa,
de mirada pausada y precisa,
de cuerpo expresivo y ardiente.

Y yo hipnotizado y perdido,
casi asustado
y ¡muy aturdido!

Son sus movimientos serenos,
su porte casi felino al caminar,
su frescura es fácil de adivinar,
su saber estar en ojos ajenos.

Y yo flotando en una nube,
teniendo el ego
¡sube que te sube!

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