lunes, 28 de julio de 2014

Madre adolescente

Como madre adolescente,
a su hijo le quitaron
y sus lágrimas acallaron,
dejando su corazón doliente.

La pena casi la mata,
la agonía fue su sino,
aunque tuvo el tino
de querer ser su tata.

“Mi hijo, mi devoción,
te quiero con el alma
y te canto esta canción”

Y a su bebé, a escondidas,
cantando dio el pecho,
quedando el bebé satisfecho,
con nanas embellecidas.

El niño fue creciendo,
y, con él, su adoración,
con absoluta dedicación
y sus corazones uniendo.

“Mi hijo, mi devoción,
te quiero como a la vida
y eres mi inspiración”

De hombre ya se le trata,
al matrimonio llegó,
y el altar de lágrimas regó
al ver llorar a su tata.

Cuando él un hijo tuvo,
su tata le malcriaba,
las nanas le cantaba
y con él siempre estuvo.

“Mi nieto, mi devoción,
te quiero con locura
y eres mi salvación”

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