A veces, soy volcán cuando dices mi nombre, en luz y color me transformo porque tus labios me llaman.
Otras veces, me convierto en un estanque de aguas cristalinas en el que te puedas mirar y así retener tu reflejo.
Desde luego, para tu cuerpo, con mis caricias, seda quisiera ser y que te embargue la ternura con mi suavidad.
Asiduamente, en flor me transformaría para embriagarte con mi aroma y seducirte con mi belleza.
Continuamente, en agua me destilaría para saciar tu sed y refrescar tu cuerpo.
Acaso, si cansada estuvieras, almohada para tu sueño sería y te contemplaría hasta tu despertar.
Y siempre, si te llegas a sentir encolerizada, seré el acantilado sobre
el que tus olas rompan y después, en tu calma, en reflejo de luna
desearé convertirme para mecerme en tu tranquilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario